La antigua mansión de estilo francés se comenzó a construir a finales de 1890 quedando abandonada durante muchos años, fue a principios de 1940 que el jefe político Francisco J. Mujica compró la residencia a la familia Ruffo y contrato a los mejores arquitectos e ingenieros de la época para que la culminarán; siento la penúltima obra de Geronimo Castro Heráz, la mansión de ladrillo rojo y cal contaba con varias alcobas, salón de baile, salón de música y salón de fiestas, cocina, sala, recibidor, cancha de tenis y recepción para eventos privados.Los detalles que se encontraban en la residencia fueron importados de varias partes del mundo, los pisos de Italia, las cortinas de Londres, la madera de Canadá y los candelabros de la casa Tiffany en Nueva York.
Cuanto Francisco J. Mujica dejó su cargo. El y su esposa vendieron la mansión y con prontitud quedo abandonada para después funcionar como «La quinta Dorita II», hotel y por último un restaurante.