La Paz, Baja California Sur.- El dia de hoy en el H. Congreso del estado en sesión solemne se llevo a cabo la conmemoración del 41 aniversario de Baja California Sur como estado Libre y Soberano, Toda la clase política estuvo presente en el recinto, En esta ocasión a quien le toco subir a la máxima Tribuna parlamentaria fue al Señor Anibal Cosió Angulo, A quien le mandamos un afectuoso saludo y dejamos intacto el discurso poético con el que deleito a todos en la sala de sesiones Jose Maria Morelos y Pavon.
Al hacer uso de la voz a nombre de la sociedad civil sudcaliforniana, en la sesión solemne en la que se recordó el 8 de octubre, el artista plástico Aníbal Angulo Cosío hablo de la sudcalifornidad en la circunstancia actual. “Hoy la sudcalifornindad, aseguró, no se comprueba con un acta de nacimiento, o bien comiendo cerros de tortillas de harina con machaca o escuchando hasta el cansancio “La Päz, Puerto de ilusión. Sudcalifornidad no es un titulo que se hereda. Es una actitud que se asume día con día”, recalcó el reconocido intelectual sudcaliforniano.
Hoy, dijo, la realidad que vive el estado es otra. Baja California Sur ha transitado por diferentes estilos de gobierno, sin alterar la conciencia ciudadana. “Hoy sudcalifornia es un crisol de mexicanos, unos nacidos aquí, otros venidos de regiones distantes que han escogido por voluntad propia una mejor calidad de vida para ellos y sus hijos. En la vida moderna todos en algún momento hemos sido o seremos inmigrantes o migrantes…”.
En su intervención seguida en completo silencio por los asistentes a la Sala de Sesiones “José María Morelos y Pavón”,, Angulo Cosío citó a Fernando Jordán en un fragmento de su poema Calafia: “A ti conquistador –habló el Guaycura-, que tienes la piel blanca y el alma dura, una llama de sol en la rizada barba, y en la mirada el odio y la ambición. A ti conquistador yo te ofrezco la tierra..”.
Y Aníbal Angulo advirtió: “Hoy, no voy a estar de acuerdo con Jordán. Hoy debo decir, a ti conquistador no ofrezco la tierra, si vienes a violentar la paz y matar a mis hermanos y mis hijos. Hoy conquistador, no te ofrezco la tierra si vienes a robar mi oro y envenenar mi agua. Hoy conquistador, no te ofrezco la tierra si vienes a ensuciar y depredar mis mares. Hoy conquistador sí te ofrezco la tierra si vienes a labrarla y compartir la cosecha, si vienes a sumarte a nuestros esfuerzos para convertir mi tierra ebn un espacio de trabajo, progreso y paz para todos…”.
Señaló que ninguna otra región de México duró tanto tiempo en calidad e territorio como Baja California Sur. Las invasiones extranjeras y la entrega de tierras y recursos naturales a intereses ajenos a la región, “empujó a la escasa sociedad sudcaliforniana a reclamar para sí el derecho a ser mexicanos. Los regionalistas sudcalifornianos lucharon por una relación entre el Estado y la península que respetase lo m´s posible una autonomía regional”.
Señoras y señores integrantes del H. Congreso del Estado de Baja California Sur.
Lic. Carlos Mendoza Davis, gobernador constitucional de nuestra entidad.
Lic. Daniel Gallo, magistrado presidente del H. Tribunal Superior de Justicia del estado.
Amigos todos:
La península de Baja California es una larga y angosta faja de tierra….que hace mucho tiempo tuvo la ocurrencia de separarse del continente y encerrarse entre los muros de dos mares: el Pacífico y el golfo de California, es muy larga y no tiene ríos
La historia de Baja California es la suma de encuentros y desengaños, de pasiones, voluntades, ambiciones y vocaciones, alimentadas por la imaginería europea del siglo XVI. California es la única tierra que tuvo nombre antes de ser descubierta.
Los viajes de Colón y de quienes lo siguieron, atizaron con buena leña el mito de una inmensa isla llena de riquezas llamada California.
En 1510, Garcí Ordoñez de Montalvo escribió:
Sabed que a la diestra mano de las indias hubo una isla llamada California muy llegada al paraíso terrenal, poblada de mujeres negras, sin que ningún hombre entre ellas hubiese; la ínsula en sí la mas fuerte de rocas y bravas peñas que en el mundo se hallaba; sus armas eran todas de oro, que en toda la isla no había otro metal alguno.
Se hablaba, pues, de una tierra de tesoros inconmensurables. Sin embargo, años más tarde, Baltasar de Gracián en 1584 hacía una crónica muy diferente:
Hay en la California altas sierras peladas; es isla espinosa, arcabucosa y poblada de caribes desnudos, gente la más rustica, deshonesta, sucia, vil y villana que se ha visto ni descubierta en las Indias…
.Por siglo y medio, California quedó entre la leyenda y la verdad geográfica, oscilando hacia la una o la otra, según la objetividad o la imaginación de sus cronistas. Quienes de ella vieron sólo sus áridas montañas y peligrosas costas, la pintaron inaccesible y miserable; quienes supieron de sus perlas y vieron filones de oro tierra adentro, la descubrieron inmensamente rica.
Pasó el tiempo hasta que el jesuita Juan María de Salvatierra zarpa del puerto del Yaqui con una galeota y un lanchón en las que embarcan maíz, harina, un caballo, diez carneros, cuatro cabras con su macho, cuatro lechones y treinta reses, para fundar la Misión de nuestra Señora de Loreto, convirtiéndose así, Salvatierra y sus doce acompañantes, en los primeros inmigrantes de la California.
Hoy en día nadie pone en duda el esfuerzo, la tenacidad y la constancia de los evangelizadores, podemos no estar de acuerdo con las intenciones religiosas que impulsaban y sustentaban estas acciones, pero es innegable que gracias a este reducido grupo de religiosos ésta tierra árida y agresiva es lo que ahora es.
Un cronista jesuita escribió: […] de la siembra que en Loreto se iniciaba, salieron los sacos de trigo, y los costales de legumbres, y los frutales y las ovejas y vacas y caballos, el algodón y la vid, con que fray Junípero Serra convirtió en vergeles y ranchos ganaderos, los campos donde hoy se asientan Los Ángeles, Sacramento, Santa Bárbara, San Francisco. California Baja, fue la base para la conquista, cultura y conversión de California Alta.
En otras palabras con nuestras vacas, nuestros frutales, nuestras ovejas, se fundó el que hoy es el estado más rico del mundo, un día deberíamos pasarles la cuenta…y con intereses moratorios.
En la actualidad, identidad cultural es un conjunto de valores, orgullos, tradiciones, símbolos, creencias y modos de comportamiento que funcionan como elementos dentro de un grupo social y que actúan para fundamentar su sentimiento de pertenencia a un lugar.
La cultura no es algo que se hereda totalmente, y por lo tanto, la identidad cultural tampoco puede ser heredada férrea e inflexiblemente, puesto que la cultura no es algo inmutable, la identidad cultural tampoco lo es.
La peculiar situación geográfica, rodeada de mar, una extrema aridez y alejada del resto del país, ha condicionado nuestra especial forma de vivir.
Hasta el siglo XIX las noticias eran escasas y llegaban tarde, Sudcalifornia se mantenía al margen de lo que sucedía en el resto del país, y tampoco era tomado en cuenta.
Porfirio Díaz y Juárez concesionan a extranjeros, norteamericanos principalmente, la explotación y población de nuestro suelo insular. Dichos contratos alevosos y la codicia por nuestros recursos naturales llegaron a alentar la anexión de la península a los Estados Unidos.
Estas concesiones fueron mal recibidas por los bajacalifornianos que las consideraban una venta disfrazada de la península.
En los años cincuenta llega el periodista Fernando Jordán y escribe una serie de reportajes para la revista Impacto que después publica en varios libros. Jordán se enamora de esta tierra a tal grado que decide morir en ella. En uno de sus primeros textos dice:
“…Baja California Sur se descubre poco a poco, se llega a ella a pausas, siguiendo el ritmo lento de la vida peninsular. Cuesta tiempo y trabajo adentrarse en el espíritu de la tierra y el alma de sus habitantes. Tierra y hombres son desconcertantes, desconcertantes porque son distintos: sencillos hasta la exageración. En la Baja California Sur no corre el tiempo de los relojes continentales. Mejor dicho, no corre. Es la tierra del tiempo detenido. Y como nadie está sujeto a la esclavitud del reloj, nadie, por supuesto, tiene prisa por llegar a parte alguna.,. Las familias de los ranchos son tan viejas como las mismas piedras. Viven en absoluto aislamiento que ni les preocupa ni les inquieta. Su ritmo de vida es el mismo que el de sus bisabuelos de quien heredaron el nombre y las tierras. El sudcaliforniano se sabe rodeado de mar y por eso busca la tierra. Va al monte en lugar de ir a la playa. En los cerros pelones, en el silencio del granito, encuentra la estabilidad que el vaivén de los océanos le niega”. Termina la cita.
Ninguna región de México duró tanto tiempo en calidad de territorio como Baja California Sur. Las invasiones extranjeras y la entrega de tierras y recursos naturales a intereses ajenos a la región, empujó a la escasa sociedad sudcaliforniana a reclamar para sí el derecho a ser mexicanos.
Los regionalistas sudcalifornianos lucharon por una relación entre el estado y la península que respetase lo más posible una autonomía regional.
En nuestro discurso regionalista, la doctora Castorena identifica tres momentos fundamentales: el primero ubicado en el año de 1920 que consistió en las primeras reflexiones en torno al nativismo, o sea, la exigencia de haber nacido aquí, para poder ejercer un cargo público. El segundo, en 1940, ubica al Frente de Unificación Sudcaliforniano cuyo objetivo era el nombramiento de un gobernador nativo del territorio y, el tercer momento, el de 1970 en el que el movimiento alcanzó su máxima expresión al exigir la conversión de territorio a estado de Baja California Sur bajo el principio de gobierno civil, nativo y con arraigo. Petición que se concretó en la figura del licenciado Ángel Cesar Mendoza Arámburo primer gobernador elegido por los sudcalifornianos.
Hoy las circunstancias del estado son otras, hemos transitado por diferentes estilos de gobierno sin alterar la conciencia ciudadana. Hoy Sudcalifornia es un crisol de mexicanos, unos nacidos aquí, otros venidos de regiones distantes que han escogido por voluntad propia una mejor calidad de vida para ellos y sus hijos. En la vida moderna todos, en algún momento hemos sido o seremos inmigrantes o migrantes. Recuerden que el primer inmigrante fue el padre Salvatierra.
Hoy la sudcalifornidad no se comprueba con un acta de nacimiento, comiendo cerros de tortillas de harina con machaca o escuchar hasta el cansancio “La Paz, puerto de ilusión.”
Sudcalifornidad no es un título que se hereda, es una actitud que se asume día con día.
Lejos están los días y los motivos que llevaron a Fernando Jordán a escribir su célebre poema Calafia. Cito un fragmento:
A ti conquistador -habló el Guaycura- Que tienes la piel blanca El alma dura Una llama de sol en la rizada barba Y en la mirada El odio y la ambición A ti, conquistador Yo te ofrezco la tierra. Termina la cita.
Hoy, no voy a estar de acuerdo con Jordán, hoy debo decir, a ti conquistador, no te ofrezco la tierra, si vienes a violentar la paz y matar a mis hermanos y a mis hijos.
Hoy, conquistador, no te ofrezco la tierra si vienes a robar mi oro y envenenar mi agua.
Hoy, conquistador, no te ofrezco la tierra si vienes a ensuciar y depredar mis mares.
Hoy conquistador, sí te ofrezco la tierra si vienes a labrarla y compartir la cosecha, si vienes a sumarte a nuestros esfuerzos para convertir mi tierra en un espacio de trabajo, progreso y paz para todos.
Sí es así, entonces: Compartiré contigo mis oasis La tierra perfumada del sur La llanura infinita Del algodón y el trigo Los puertos de promesa Los huertos de la fruta, y si después quieres paz… Yo te la ofrezco en la soleada Paz De la bahía.
Muchas gracias.